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Ya no hay recambios para mi lavadora

Por un escritor de hombre misterioso

Se amplía a diez años el tiempo en el que puedes tener repuestos de un producto que ya no se fabrica
La obsolescencia programada de muchos productos y la falta de acceso a repuestos, información sobre garantías y posibilidades de reparación nos empuja a menudo a comprar nuevos artículos en lugar de repararlos. El Parlamento Europeo ya aprobó a finales de 2020 una resolución que insta a la Comisión a que garantice a los consumidores el derecho a la reparación, para lo cual es necesario que los fabricantes faciliten, entre otras cosas, la sustitución de piezas individuales de los productos. Ahora España ha aprobado un Real Decreto ley, de transposición de directivas de la Unión Europea en materia de competencia y derechos de los consumidores, que extiende hasta los tres años la garantía obligatorio de los productos que adquirimos y obliga a los fabricantes a disponer de piezas de recambio al menos durante diez años. En concreto, el Ejecutivo español ha aprobado una modificación de la actual normativa de consumo con la que amplía los plazos de garantías legales de bienes de dos a tres años. Esta garantía, obligatoria es la que permite devolver un artículo defectuoso, exigir su reparación sin coste o cambiarlo por uno nuevo en caso de que no se pueda arreglar. Además, el Real Decreto incrementa, de cinco a diez, el tiempo mínimo en el que los fabricantes están obligados a disponer de piezas de repuesto, una vez que el producto deja de fabricarse, garantizando así el derecho a reparar los bienes de los consumidores. Esta extensión de las garantías entrarán en vigor en nuestro país en 2022. La nueva normativa incluye nuevos derechos y garantías a los consumidores y usuarios también en el comercio online. Para los contenidos o servicios digitales, el plazo de garantía legal queda establecido en dos años. ¿La podré reparar? El Ministerio de Consumo (@consumogob) anunció recientemente la creación de un sello para clasificar los productos eléctricos y electrónicos en una escala de 0 a 10 puntos en base a su facilidad para ser reparados. Se trata de un Índice de reparabilidad que acompañará al producto en su embalaje y nos dirá qué producto nos durará más tiempo y, en caso de estropearse, cómo de fácil será su reparación y el coste que podría tener esta reparación. Para determinar estos aspectos, el índice clasificará los aparatos electrónicos en base a cinco criterios: La documentación para la reparación del producto La facilidad para desmontarlo Disponibilidad de piezas de repuesto Relación entre el precio de las piezas de repuesto y el producto original Criterios específicos en función de la categoría AEE (asistencia y facilidad en el reinicio de software). Cada baremo total tendrá un máximo de 20 puntos y, para calcular el Índice de Reparabilidad de un producto, se deberán sumar todos sus puntos y dividir el resultado entre diez. Los fabricantes serán los responsables de realizar este cálculo y etiquetar los artículos que comercialicen siguiendo las ordenes y bajo la vigilancia del Ministerio de Consumo. Esta nueva normativa en el etiquetado se encuentra todavía en fase de desarrollo y la podremos ver aplicada en los próximos meses.